Año: 2007
ISBN: 95897851-5-8
Lo que se dispone a leer es, ni más ni menos, la prueba fehaciente de que no hay ocio completamente improductivo, y que hay que hacer de las dificultades una oportunidad para crecer y creer; el resultado de dos años circunstancialmente entregados a recorrer las calles bogotanas, en búsqueda de una oportunidad laboral, y durante los cuales dejé que por mis ojos, para alojarse luego en el nicho de la reflexión, entrara la imagen permanente de individuos particulares haciendo tareas más particulares aún, permitiéndome, sin saberlo, realizar un estudio del contexto de Bogotá, donde el factor humano da cuenta de hacia dónde puede apuntar la evolución de una ciudad viva que cada día crece hasta el gigantismo.
Lo significativo de haber puesto en letras esas cotidianas historias es la contribución que procuro lograr para que todos aquellos que, como yo, han tenido que trasegar por los surcos de la ciudad procurándose una ocupación, aprendan a ver al que está a su lado ser parte del mundo en el que está inmerso, impidiéndole que se lo trague la ignominia de estar y no saberse tenido en cuenta.
Como se verá, estas crónicas hablan de gente de lo más corriente; de esas que probablemente jamás saldrán en una entrevista televisada, salvo que su historia trascienda la frontera consumible de lo mediático y que genere opinión o morbo. Pero también dicen de cómo sin quererlo, me he convertido en actor de reparto de casi todas ellas, y de cómo muchas otras surgen de las mismas, inevitable resultante de la curiosidad que desde la barrera me asalta a veces por saber cómo viven los demás, consolándome de que no soy el único que debe, como Atlas, llevar el mundo a cuestas.
Sólo por esta razón quiero vindicar su existencia...y en cuanto se pueda, sacarlos de la dimensión en la que habitan como tenues fantasmas: la de la Bogotá invisible.
Lo significativo de haber puesto en letras esas cotidianas historias es la contribución que procuro lograr para que todos aquellos que, como yo, han tenido que trasegar por los surcos de la ciudad procurándose una ocupación, aprendan a ver al que está a su lado ser parte del mundo en el que está inmerso, impidiéndole que se lo trague la ignominia de estar y no saberse tenido en cuenta.
Como se verá, estas crónicas hablan de gente de lo más corriente; de esas que probablemente jamás saldrán en una entrevista televisada, salvo que su historia trascienda la frontera consumible de lo mediático y que genere opinión o morbo. Pero también dicen de cómo sin quererlo, me he convertido en actor de reparto de casi todas ellas, y de cómo muchas otras surgen de las mismas, inevitable resultante de la curiosidad que desde la barrera me asalta a veces por saber cómo viven los demás, consolándome de que no soy el único que debe, como Atlas, llevar el mundo a cuestas.
Sólo por esta razón quiero vindicar su existencia...y en cuanto se pueda, sacarlos de la dimensión en la que habitan como tenues fantasmas: la de la Bogotá invisible.